viernes, 28 de septiembre de 2012

Primeros años de casada





-2.-PRIMEROS AÑOS DE CASADA.

Los primeros años de casados fueron buenos y  yo estaba muy enamorada de mi marido y me sentía respetada por él, pero algo le hizo cambiar y mucho.
Yo pienso que el dinero se le subió a la cabeza y perdió el norte y otras cosas, porque los tres últimos años de solteros que estuvo estudiando en Granada el Graduado Social para montar su oficina, las cartas que me escribía y aún conservo eran bien distintas. Y las imágenes de las fotografías que conservo de aquella época también demuestran sentimientos mas nobles por su parte y en las instantáneas es más difícil aparentar cosas que no son.
El primer año fue el mejor en el sentido de que mi marido hacía  una vida familiar mas normal. Como había vivido en una pensión, aprovechaba para invitar en nuestra casa a todos sus amigos y los míos y lo pasábamos bien. Al segundo año ya se metió en política y empezó a venir tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, pero otros amigos que iban a las mismas reuniones no volvían a esas
horas. Sin embargo, entonces no me trataba mal y menos delante de la gente. No me tenía mucho en cuenta, pero como yo era tan joven y con tres niños en cuatro años no era muy consciente de ello. A toda mi familia la trataba bien, especialmente a mi madre que había hecho tanto por él. De hecho, nuestro matrimonio empezó a hundirse sin retorno al poco de morir mi madre, porque entonces empezó a perderme el respeto en público, además del que ya me perdía hacía tiempo en privado.

Al cuarto mes me  quedé embarazada de mi hijo Enrique, Luego vinieron Mayca y José Antonio.  En cuatro años los tuve a los tres.
Cuando nació mi primer hijo, nacieron también los hijos de mis amigas y mis hermanas pues nos habíamos casado todos con un año o dos de diferencia. Entonces nos juntábamos bastante los matrimonios con todos nuestros hijos y lo pasábamos bien y los niños también.
Nos juntábamos en alguna de nuestras casas a comer o a cenar, salíamos a tomar un aperitivo, etc.  Mas adelante, si íbamos todos no había problema, pero mi marido tenía la costumbre de cuando terminaba su trabajo irse al bar y si algún día, cuando yo cerraba la tienda,  me iba al bar donde estaba él con su amigos, empezaba a gritarme delante de ellos prohibiéndomelo. Yo no le encuentro lógica a este comportamiento
Su madre y hermana eran buena gente y se que me apreciaban sinceramente. Mas adelante, cuando nos separamos,  ambas lo sintieron mucho porque ellas sabían que yo había querido mucho
a su hijo y le había dado todo lo que tenía. Una cosa que me llamó siempre la atención es que mi marido nunca quiso hablar de su padre, nunca jamás ni un solo  dato. Yo se que se llamaba José y debía de ser de Almoradí, porque lo pone en su DNI y en el libro da familia.
Mi familia teníamos una marina que compró mi padre en les Bassetes Nord y  los primeros años de mis hijos íbamos allí en verano. Mas adelante, sobre el año 66, cuando la vendimos porque nos resultaba pequeña para todos, en verano alquilábamos una marina y nos íbamos la familia de mi hermana Pepa y nosotros. Lo pasábamos bien todos juntos con los niños y yo no notaba tanto las ausencias de mi marido que ya empezaba a no
estar nunca  casa. Los fines de semana se iba y entre semana muchos días volvía a las 4 ó 5 de la madrugada con la excusa, los primeros años de la política y luego de “su trabajo”.y de la caza.
Mis hijos eran para mi todo lo mas importante y era yo sola la que los llevaba: al circo; al cine en Denia; al autocine nos llevábamos bocadillos y sillas y cenábamos allí; alguna noche de verano a dormir en la playa bajo las estrellas; a excursiones en bicicleta; a hablar con sus profesores y a las reuniones del colegio; cuando se iban de campamento con el colegio era yo la iba a verlos; a la feria; a la playa y a enseñarles a nadar; les contaba cuentos conocidos e inventados; jugaba con ellos; la que los llevaba a las funciones del colegio, me quedaba con ellos a verlas y les ayudaba a aprenderse lo que tenían que decir; la que les ayudaba a hacer su tarea del cole; la que los llevaba al médico y los cuidaba cuando estaban enfermos y les hacía mimitos; la que me
 Función en el colegio

preocupaba por ellos si no tenían apetito; la que los consolaba cuando lloraban; la que les organizaba sus cumpleaños y los llevaba a los de sus amigos; la que les compraba sus regalos, su ropa y sus caprichos; la que les compraba sus regalos cuando su padre y yo íbamos de viaje; la que les daba su comida jugando cuando no querían comer; etc. Mi marido no tenía nunca tiempo para estas cosas.
Los primeros años de casados a la feria si que venía. Eso sería en los tres primeros años de casados. Pero a los demás eventos anteriores nunca. Sin embargo, en esa época se implicaba más en los problemas de mis hijos, aún tan pequeños.
Una cosa que tenía por costumbre y a mi no me gustaba y así se lo manifestaba, es que ya desde su nacimiento, cuando quería celebrar algún acontecimiento les mojaba el chupete en cava. Se ve que pensaba que eso era “cosa muy de hombres”

Cuando José Antonio era pequeño ocurrió algo que le marcó para siempre. Un día en el colegio el profesor le pegó en la cara precisamente encima del oído y le reventó el tímpano.  Yo le dije a mi marido que podíamos denunciar al profesor y dijo que no, seguramente porque temía que le dijeran que porqué no iba nunca a hablar con los profesores sobre su hijo. Lo llevamos a Madrid y le hicieron una tímpanoplastia y no le prendió y tuvimos que llevarlo por segunda vez a Madrid y le volvieron a operar, pero tampoco le prendió. Esto fue una gran lacra para toda la vida de mi hijo pues a él le gustaba muchísimo el mar y nadar y bucear y ya no lo pudo hacer nunca. No se bañaba casi nunca porque si lo hacia tenía que ponerse un gran tapón de cera en el oído y no podía bucear que es lo que mas le gustaba, solo nadar un poco


porque si le entraba agua en el oído enseguida le cogía una infección en el oído. Precisamente unos meses antes de ocurrir el desenlace, le operaron del oído en el Hospital Marian Salud y parece que había salido bien la operación. Estaba pendiente de una revisión. Pero esto fue una gran lacra para el resto de su vida.


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